Me gustaría compartir aquí mi buen y gran verano.
A pesar de no disfrutar de tantos días como me hubiera gustado tirada en la playa con una piña colada y que algún hombretón me abanicara, puedo decir que hacía tiempo que no gozaba de unas vacaciones tan buenas y con tan buena compañía. Mis destinos:
Venecia-Verona e
Ibiza. Mi compañía: Alfonso y mi rubia favorita Ana. (todo esto por separado, claro....).

Venecia no defraudó. Yo, rodeada de canales y canales a cual más bonito y de mi comida favorita: la pasta. Sin embargo, mi gran sorpresa fue un lugar de lo más colorido y divertido. Burano. Una isla que pertenece a Venecia la cual se puede acceder en vaporeto y merece más que la pena conocer. Podría atreverme a decir que tiene más encanto que Venecia!
A pesar de que en comidas y cenas no nos gastamos tanto como imaginábamos, tuvimos el mayor timo de la historia: un café y un dulce = 10 €. La cara de Alfonsito fue tal que yo me lo tomé a cachondeo...
De Verona puedo decir que es una ciudad preciosa cuyo Balcón defrauda más que en apariencia, en ubicación. Pero ir a unas ciudades así sin la mejor compañía no hubiera sido lo mismo... Un viaje, sin duda, inolvidable.

Mi segundo viaje fue con mi rubia Anita:
Ibiza. Allí nos dirijimos con más ganas de playa que de otra cosa pero pudimos darnos cuenta que la fiesta casi nos secuestra. Todo una tentación, la cual lográbamos vencer gracias a los exponenciales precios de las entradas a las discotecas. Sin embargo, nuestra selección fue la mejor que pudiéramos hacer:
Pachá (sesión Flower Power) y
Privilage (sesión Supermartxe). Si decimos que la primera nos hizo ir a los años 70' con un temazo tras otro sin parar y que nos quedamos con ganas de más... creo que me quedaría corta. Una gran noche, para inaugurar nuestro viaje. De la Supermartxe... ni hablamos! La rubia encantada, con eso lo digo todo. Después de cerrar la sesión con el tema que reza su nombre, qué mejor que despedirnos con un una de las mas míticas canciones de la época:
Love is in the air. Aunque no quisiéramos, la noche había concluido y tocaba coger el coche (el cual no tiraba ni aunque lo suplicaras y en más de una ocasión nos metió en algún que otro aprieto...) y poner rumbo a nuestro querido y más
divino (la rubia sabe) hotel.
Pero esas no fueron nuestras únicas sesiones. Las sesiones de playa fueron las mejores. Mi moreno lo dice todo. De todas las calas en las que estuvimos me quedo con una, la cual no recuerdo el nombre, pero estaba pegada a Tarida. Una pequeña cala cuyo acceso era bajando a pie y sin escaleras! La otra fue, sin duda, Formentera. Un auténtico Caribe rodeado de italianos.
Dos destinos. Dos compañías.